En la búsqueda de empoderar a las mujeres y construir un entorno inclusivo y transformador, se lleva a cabo un enfoque integral que aborda diversas dimensiones. En primer lugar, se realiza un exhaustivo análisis de las necesidades específicas de las mujeres, reconociendo sus inquietudes y aspiraciones individuales. Este análisis actúa como punto de partida para la creación de un espacio de transformación que fomente la confianza, seguridad, accesibilidad, transferencia de conocimiento, colaboración y creatividad.
El proceso va más allá de la formación convencional, buscando iniciar un profundo sentido de pertenencia a la tribu. Este sentido de comunidad y apoyo mutuo se fortalece a través del fomento del autoconocimiento, conectando a las mujeres con su propósito y brindándoles las herramientas para identificar su misión, visión y valores personales.
Para asegurar una perspectiva intergeneracional e interdisciplinaria, se establece una comisión conformada por mujeres de diversas edades y campos de expertise. Esta comisión se convierte en el corazón de la comunidad, facilitando la transferencia de conocimiento y experiencias entre generaciones y disciplinas.
Finalmente, se da forma al contenido y estructura de la formación, abordando no solo aspectos técnicos, sino también aspectos emocionales y de desarrollo personal.
Este enfoque integral se traduce en una iniciativa que no solo capacita a las mujeres en habilidades concretas, sino que también nutre su crecimiento personal y profesional, promoviendo la igualdad y el empoderamiento en todos los niveles.